Mi media naranja

El concepto del alma gemela o la media naranja o media mitad o cualquier otro derivado de lo mismo, está súper arraigado en nuestra sociedad. Los medios de comunicación y la cultura popular, constantemente están hablando de esa persona que es capaz de suplir todas tus necesidades. Te dicen que nunca vas a ser feliz, hasta que encuentres a ese ser que te complementa.

Esto lo encontramos en las novelas, en libros, en películas, en historias y por todos lados, de hecho es tan común que muy pocas personas lo cuestionan. Hasta lo espiritualizamos diciendo que “hay que pedirle a Dios que te traiga a la persona indicada a tu vida”. Como si Dios fuera una especie de cupido que va a escoger por ti la persona con la que te vas a casar.

La mitología griega

El mito del alma gemela viene de la mitología griega. Este mito decía que los dioses cuando crearon a los humanos crearon a un ser que originalmente tenía cuatro manos, cuatro pies y una cabeza con dos caras. Estos seres eran muy felices con ellos mismos. Pero, Zeus temiendo que estos seres fueran a suplantar a los dioses, los partió en dos obligándolos a pasar el tiempo vagando por el mundo buscando a su otra mitad. Ahora, los seres humanos están tan ocupados buscando a su otra mitad que no tienen tiempo de retar a los dioses en su autoridad.

De acuerdo a esto su otra mitad es la única persona en el mundo capaz de hacer a una persona realmente feliz. De esta manera, si una relación no funciona, no es que hiciste cosas que no debías o que no hiciste lo debías hacer. El problema es que no has encontrado a la persona correcta. El día que encuentres a tu media mitad, ese día vas a ser realmente feliz. No importa si el día que encuentras a tú otra mitad, él o ella ya está casado. En cuanto se dé cuenta de quien tú eres va a dejar a su cónyuge para estar contigo y poder ser realmente feliz.

Una mejor forma

Creo que hay una mejor forma de encontrar a la persona con la que vas a compartir el resto de tu vida. Esta es una decisión demasiado importante como para dejársela a otra persona o al destino. Es interesante que la Biblia no habla de la otra mitad. En vez de eso nos da herramientas para que podamos escoger bien.

El usar tu intelecto y los principios que establece la Biblia es la mejor forma de tomar decisiones. A menudo es más fácil buscar excusas para no hacer lo que te corresponde. En vez de buscar una persona que sea recta, justa, sabia, bondadosa y que no viva egoístamente pensando solo en sí mismos. Puede ser más fácil pedirle a Dios que te traiga la persona que Él ya tiene determinada para ti. De esta manera si algo sale mal, la culpa es de Dios.

En lugar de esperar a que Dios escoja a una persona para ti, escoge tú. Toma tiempo para conocer a la persona que te interesa y guarda el sexo para el matrimonio (las relaciones sexuales tienden a nublar tu juicio y pueden hacer que veas a un sapo como un príncipe azul). Usa tu intelecto y el consejo de personas que te aman para escoger, no solamente tus emociones.

Por último, recuerda que lo que hace que un matrimonio funcione es hacer las cosas bien y no el que hayas escogido a la persona correcta. Cuando las dificultades lleguen a tu relación, no pienses que escogiste mal y por eso tienes problemas. Decide luchar por tu relación y busca ayuda si es necesario, pero no tires la toalla pensando que tu otra mitad esta en otro lugar.

(Crédito de la Foto)

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