No busques culpables, busca soluciones

Hace muchos años atrás leí esta frase en una revista de Reader’s Digest. La frase me gustó mucho y creo que he tratado de vivir mi vida siguiendo este consejo, aunque no siempre lo he logrado. Es un hecho que la vida ni es justa, ni es equitativa. Nos encanta pensar que si lo es, pero la realidad es que la vida está llena de eventos que parecen muy injustos. Por eso, aunque la mayor parte del tiempo, cuando enfrentas problemas no puedes controlar las circunstancias, lo que si puedes controlar es tu reacción ante ellas.

Escuche la anécdota de un hombre que piloteaba una avioneta en compañía su hija adolecente. En medio del vuelo el motor del avión se detuvo. En ese momento el papá simplemente miro a su hija y muy calmadamente le dijo: “Mi amor, el motor se apagó. Voy a tener que volar el avión de otra manera”. El no gritó, no se desesperó, no comenzó a llorar, ni salió corriendo (claro, salir corriendo de un avión que está volando no es una buena alternativa, pero entiendes el punto ¿verdad?).

El papá en esta anécdota simplemente vio que las circunstancias habían cambiado y ajustó su plan de vuelo a las circunstancias que tenia de frente. De la misma manera, tú necesitas estar preparados para que cuando en la vida el motor del avión te falle, puedas decir “el motor se apagó, voy a tener que volar el avión de otra manera”.

Buscar culpables

El problema se complica cuando decides buscar un culpable. Nos encanta encontrar a alguien a quien culpar. Porque todos sabemos que la culpa jamás puede ser mía. Pero cuando te concentras en buscar culpables pierdes tiempo muy valioso que podrías usar solucionando el problema.

Al buscar culpables solo produces temor en las personas que te rodean y creas barreras que destruyen la creatividad necesaria para conseguir soluciones. En vez de buscar culpables pregúntate ¿Qué puedo hacer para resolver el problema?

Recuerda que la responsabilidad personal no comienza contigo. Comienza conmigo. Claro, esto solo tiene sentido cuando lo personalizas. Esta es la cosa más fácil de entender, pero más difícil de poner en práctica. El problema es que somos buenísimos para ver cuánto alguien más necesita mejorar, pero malísimos para ver cuánto yo necesito mejorar.

Las soluciones comienzan con la responsabilidad personal

La responsabilidad personal tiene que ver con que cada cual se haga responsable de sus pensamientos y de su comportamiento. Esto toma disciplina. Si no eres disciplinado vas a ser tentado a hacer trampa.

Por no tener la disciplina de estudiar no estás preparado para el examen, en ese momento, la tentación de hacer trampa y copiar en el examen es muy grande. Podrías terminar tomando esa opción, cuando si solamente hubieras tenido la disciplina de estudiar, habrías resuelto esta tentación antes de que se presentara.

Por otra parte, puedes pasarte la vida buscando cambiar a otras personas y no hacer nada por cambiarte a ti mismo. Aunque a veces no puedes controlar lo que pasa a tu alrededor, siempre puedes controlar como piensas y como actúas.

Lo interesante es que aunque sabes que no puedes cambiar a nadie más, estoy seguro que ya pensaste en más de una persona

a quien le hace falta escuchar esto ¿verdad? Sí, porque aunque sabemos que no podemos cambiar a nadie, cuando pensamos en quien necesita mejorar su vida, lo que pensamos es “ellos lo necesitan” no “yo lo necesito”.

Aun si fuera cierto que ellos lo necesitan, aunque muevas cielo y tierra no puedes hacer nada acerca de eso. Lo que si puedes hacer es cambiar tu propia vida.

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